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CONJUGANDO
EL VERBO…
“Desde que Dios se hizo Hombre, todo rostro humano es lugar de encuentro con Él”
 Conjugar el VERBO ENCARNADO, es un movimiento de vida necesario para reconocer y tomar conciencia de la presencia viva y dinamizadora de Jesús en la Historia de nuestra Humanidad, que se alegra al sentirse escogida por la mirada del Dios de la Vida, quien desde el principio nos ha cubierto con su Gracia.
Conjugar el VERBO ENCARNADO, es acoger el llamado que Jesús nos hace para “salir al encuentro de la Voluntad de Dios” en la cotidianidad; donde el “vivir, contemplar, celebrar y anunciar” y otros verbos de vida recobran un nuevo sentido, recrear el Seguimiento, fortalecen nuestro testimonio evangélico e impulsan la búsqueda de nuevas formas de reconocer al Verbo Encarnado en el Aquí y Ahora.
Conjugar el VERBO ENCARNADO, es, también hacer el camino de la cruz con Jesús… asumir nuestras pobrezas con una libertad de corazón que nos lleve a experimentar la misericordia encarnada; y, desde ahí ofrecer nuestra más entera humanidad al Proyecto de Dios y sus Divinas Consecuencias.
Conjugar el VERBO ENCARNADO, es ir a la Escuela de la Encarnación, aprender íntegramente la lección del Maestro que es “sólo Jesús”; y con su pedagogía recrear nuestra mirada, para descubrir la Encarnación: en nuestros hermanos, en los acontecimientos, en las nuevas llamadas. Dejándonos conducir por la fuerza del Espíritu para llegar a ser verdaderos adoradores y nazarenos del Padre.
Conjugar el VERBO ENCARNADO, es sentirnos corresponsables con la Creación, con la obra de arte del Dios Creador; es cultivar el amor por la Tierra que gime por tanta explotación, que clama por ser tratada con justicia, y, al conjugar la vida, realizar acciones concretas que manifiesten nuestro compromiso con la madre naturaleza.
Conjugar el VERBO ENCARNADO, es tratarnos con Dignidad, pues “el Verbo se hizo Hombre” para reivindicarnos como seres humanos, como personas… y hoy, cada vez encontramos a nuestro paso nuevas formas aberrantes que transgreden la dignidad humana, que nos llaman a reconstruir, recrear y revitalizar desde la Buena Noticia de Jesús que nos dice: “ámense unos a otros como yo los he amado”.
Conjugar el VERBO ENCARNADO, es vivir desde el “sí” de María, la llena de Gracia, que acogió en su debilidad la grandeza de Dios, y que nos llama e impulsa a estar constantemente disponibles y atentos a la Voluntad del Padre. María la joven discípula y misionera, la primera adoradora, nos enseña con su testimonio a responder desde nuestra realidad de vida al Proyecto Salvífico de Dios, que se complace en su Hijo muy amado; Ella nos acoge con protección maternal, como acogió en todo momento a su Hijo, el Verbo Encarnado. María la mujer del silencio, de la escucha nos anima con su vida a experimentar el encuentro íntimo con Dios desde la Vida de Oración y la Palabra compartida entre nuestros hermanos y hermanas. A repartir y descubrir las semillas del Verbo presente en el mundo.
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