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Ponte en la presencia de Dios. Sé consciente de que vas a orar con su Palabra y eso te compromete a la escucha de lo que esa Palabra te exija.
Comienza a leer la oración que te proponemos muy lentamente; al terminar un párrafo vuelve a repetirlo; centra ahora tu atención en la primera frase que te impresione especialmente, y deja que resuene en ti...
Utiliza tus propias palabras para decirle al Señor lo que te evoca, para expresar aquello en que te ves urgido a cambiar, o para agradecerle o pedirle perdón... Pasa luego a otra frase.
En busca de un proyecto de vida
Es el momento, Señor, de orientar mi vida;
es la hora de dar rumbo a mi existencia;
estoy a punto para descubrir un nuevo camino;
no me sirve, Señor, el vivir en eterna encrucijada.
Estoy ante Ti abierto como la playa al mar;
estoy en busca de tus pasos, de tus huellas;
quiero dejar atrás mis caminos y entrar por "tus caminos"; quiero decir sí al plan de Dios para los sueños de mi vida.
Aquí estoy, Señor, como Saulo en el camino de Damasco; y te digo sin rodeos: Señor, ¿qué quieres que haga? Aquí estoy, Señor, como Samuel en la noche y te digo: Habla, Señor, que tu siervo escucha.
Aquí estoy, Señor, como María cuando era joven y te digo:
He aquí la esclava; que se haga en mí según tu Palabra.
Aquí estoy, Señor, con un corazón disponible como el tuyo y te digo: quiero hacer tu voluntad.
Señor, ¿qué quieres de mí? ¿Qué me pides?
Señor, ¿cuál es el plan del Padre para mi vida?
Señor, ¿cuál es el proyecto que quieres que realice?
Señor, ¿a qué me llamas? ¿por dónde quieres que camine?; Señor, ¿cómo estar seguro de tus caminos en mi vida?; Señor, ¿seré capaz de ser fiel a la llamada que me haces?; Señor, ¿y si me equivoco y tengo que volver atrás?
Quiero, Señor Jesús, salir de esta confusión en que vivo.
Quiero, Señor Jesús, escucharte y dar respuesta a tu llamada.
Quiero, Señor Jesús, dejar todo, quedarme libre para seguirte.
Quiero, Señor Jesús, arriesgar mi camino con el tuyo.
Quiero, Señor Jesús, dejar mis miedos, dar paso a mi fe de joven.
Quiero, Señor Jesús, fiarme de tu plan porque me amas.
Yo sé que me has mirado, que has puesto tus ojos en mí.
Yo sé que me quieres para ser servidor de tu Reino.
Yo sé que me das la fuerza de tu Espíritu para ser enviado. Yo sé que es posible realizar tu plan y ser feliz.
Señor, quiero hacer de tu Persona y tu Evangelio,
el proyecto de vida que dé sentido a mi existencia.
Aquí me tienes, Señor, para hacer tu voluntad
Reflexiona...
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¿Cómo me encuentro respecto a una decidida opción por Jesús?
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Me atrevo a preguntarle al Señor con responsabilidad: "Señor qué quieres que haga"?
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Las dificultades que se me presentan para plantearme la posibilidad de ser religiosa/o, ¿son las mismas que encuentro para seguir a Jesús con entrega y coherencia?
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Si son otras, ¿cuáles son?
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¿Las podría abordar y superar?
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